lunes, 4 de mayo de 2015

Oscuridad 1/3

Tumbado y dando vueltas de un lado para otro, algo me ha desvelado. Hace frío, y me extraño al no notar mi manta cubriéndome el cuerpo, entonces me pongo a buscarla, primero alargando las piernas, quizás me puse a dar vueltas en la cama y la haya tirado. Pero nada, por más que alargue la pierna mi pie no consigue encontrar mi manta, lo que si nota es que la superficie por la que avanza es lisa, resbaladiza, fría y dura. Nada que ver con la colcha en la que me había dormido unas horas antes.

Harto de no encontrar la manta y de ser incapaz de reconocer mi propia cama me decido a alargar mi brazo para encender la luz, pero no encuentro el interruptor. Imposible, llevo más de cuatro años durmiendo en este mismo cuarto, en esta misma cama y el interruptor había decidido desaparecer esa noche con mi manta.

“Bueno, tendré que levantarme a buscar la maldita manta a ciegas”. Lo pienso pero mi cuerpo no obedece. Puedo mover las piernas y los brazos pero mi tronco no responde. Se siente pesado como el plomo. Intento usar las extremidades para levantarme y no hay manera, pero lo más extraño es esa nueva superficie, definitivamente no estoy en mi cama. Además en esa oscuridad tan perfecta tener ojos es inútil así que empiezo a ponerme nervioso, hace unos minutos me encontraba durmiendo plácidamente en mi cama, arropado por mi manta y ahora estaba encerrado en un cuarto desconocido. Mi mente trabajaba intentando adaptarse al medio, buscar una solución a la situación, pero nada tiene sentido alguno.

“Estoy soñando, sí, debe de ser eso, no hay otra explicación plausible. Simplemente he de despertarme y volveré a estar en mi cama, todo esto es un mal sueño”. Entonces decido buscar la manera de salir de este sueño. “Normalmente cuando me despierto de una pesadilla se debe a que o bien me da la sensación de caerme al vacío o alguien me hiere físicamente y entonces salto asustado con el corazón a 300 pulsaciones por minuto, pero descubriendo que todo era un sueño y nada más así que probemos”.

Como veo que lo de caer es una cosa imposible, me decanto por pellizcarme. Y nada, “no habrá sido suficientemente fuerte como para despertarme”. Así que sigo pellizcándome, sin resultados, y con lágrimas del dolor naciendo en mis ojos. No puedo dar crédito, el dolor es real, pero no despierto, entonces esto no es un sueño, ¿pero cómo puede ser esto la realidad?

No entiendo nada y cada vez me cuesta más mantener la calma, la ansiedad empieza a invadirme, me empieza a costar respirar, me estoy poniendo muy nervioso, no lo puedo entender, nada tiene sentido. Intento concentrarme en mi respiración y el latido de mi corazón, me decido a posar las manos sobre mi pecho para ver si con el calor de mis manos le despierto y al menos así consigo incorporarme. No puede ser...

No puedo contenerme y rompo a llorar.

El frío me invade...







0 comentarios:

Publicar un comentario