Tumbado y dando vueltas de un lado para
otro, algo me ha desvelado. Hace frío, y me extraño al no notar mi
manta cubriéndome el cuerpo, entonces me pongo a buscarla, primero
alargando las piernas, quizás me puse a dar vueltas en la cama y la
haya tirado. Pero nada, por más que alargue la pierna mi pie no
consigue encontrar mi manta, lo que si nota es que la superficie por
la que avanza es lisa, resbaladiza, fría y dura. Nada que ver con la
colcha en la que me había dormido unas horas antes.
Harto de no encontrar la manta y de ser
incapaz de reconocer mi propia cama me decido a alargar mi brazo para
encender la luz, pero no encuentro el interruptor. Imposible, llevo
más de cuatro años durmiendo en este mismo cuarto, en esta misma
cama y el interruptor había decidido desaparecer esa noche con mi
manta.
“Bueno, tendré que levantarme a
buscar la maldita manta a ciegas”. Lo pienso pero mi cuerpo no
obedece. Puedo mover las piernas y los brazos pero mi tronco no
responde. Se siente pesado como el plomo. Intento usar las
extremidades para levantarme y no hay manera, pero lo más extraño
es esa nueva superficie, definitivamente no estoy en mi cama. Además
en esa oscuridad tan perfecta tener ojos es inútil así que empiezo
a ponerme nervioso, hace unos minutos me encontraba durmiendo
plácidamente en mi cama, arropado por mi manta y ahora estaba
encerrado en un cuarto desconocido. Mi mente trabajaba intentando
adaptarse al medio, buscar una solución a la situación, pero nada
tiene sentido alguno.
“Estoy soñando, sí, debe de ser
eso, no hay otra explicación plausible. Simplemente he de
despertarme y volveré a estar en mi cama, todo esto es un mal
sueño”. Entonces decido buscar la manera de salir de este sueño.
“Normalmente cuando me despierto de una pesadilla se debe a que o
bien me da la sensación de caerme al vacío o alguien me hiere
físicamente y entonces salto asustado con el corazón a 300
pulsaciones por minuto, pero descubriendo que todo era un sueño y
nada más así que probemos”.
Como veo que lo de caer es una cosa
imposible, me decanto por pellizcarme. Y nada, “no habrá sido
suficientemente fuerte como para despertarme”. Así que sigo
pellizcándome, sin resultados, y con lágrimas del dolor naciendo en
mis ojos. No puedo dar crédito, el dolor es real, pero no despierto,
entonces esto no es un sueño, ¿pero cómo puede ser esto la
realidad?
No entiendo nada y cada vez me cuesta
más mantener la calma, la ansiedad empieza a invadirme, me empieza a
costar respirar, me estoy poniendo muy nervioso, no lo puedo
entender, nada tiene sentido. Intento concentrarme en mi respiración
y el latido de mi corazón, me decido a posar las manos sobre mi
pecho para ver si con el calor de mis manos le despierto y al menos
así consigo incorporarme. No puede ser...
No puedo contenerme y rompo a llorar.
El frío me invade...
0 comentarios:
Publicar un comentario